
Un presidente acongojado, que ha tenido el valor de sentarse y negociar con asesinos, proponiéndoles conquistas que ni los más entusiastas de la ETA hubieran soñado jamás, y que en cambio, no los tiene bien puestos para aguantar, el solito, un chaparrón de críticas como el de ayer. Sinvergüenza.
¿Qué pecado hemos cometido los españoles para tener que sufrir a Zapatero? ¿será una de las siete plagas aquellas que anunciaba el texto bíblico pero actualizadas al siglo XXI? Y sobre todo, como diría aquel ¿porqué mientras nosotros nos avergonzamos cada vez más de nuestro Presidente, en Francia, en cambio, disfrutan de de la talla política, intelectual y humana de un señor como Sarkozy?
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