Ante esto, sobra el análisis político de la necesiad o no de nuestra presencia en aquel territorio o del caínismo de Zapatero al esconder que nuestro ejército no sólo va a misiones de paz sino que también acude a guerras. Ante los todavía calientes cuerpos de nuestros caídos, solo cabe el respeto, la admiración, la oración y la gloria para los que haciendo profesión pública de su juramento a Dios y a la Bandera, han muerto para engrandecer aun más a su nación, y en lucha contra el terrorismo y el fanatismo.
A los seis militares caídos (tres de ellos hispanoamericanos, reflejo de la obra que hace quinientos años España hizo en aquelllas tierras) todo nuestro respeto; y a sus familias, nuestra más profundo pésame y homenaje, por saber haber entregado a sus hijos a los designios de su patria, y escribir con su sangre brava, una página memorable de su historia como fuerza de combate contra el terrorismo internacional.
Caídos por España: ¡presentes!
VIVA ESPAÑA
4 comentarios:
Muy castrense tu entrada, sí.
"A los seis militares caídos (tres de ellos hispanoamericanos, reflejo de la obra que hace quinientos años España hizo en aquellas tierras)" Si me permites, más bien que de la lealtad acrisolada hacia la patria evangelizadora, que los sudamericanos entren en las FF.AA., es reflejo de que son inmigrantes que vienen a España para intentar salir adelante.
Como el Ejército les permite un sueldo que casi íntegramente pueden transferir a sus familiares, ya que no tienen que gastar nada en alojamiento y manutención, parece que es un buen destino para esta gente.
Saludos.
Desgraciadamente ya no juran, ni lo hacen a Dios y a la Patria, como mucho al rancho y a la paga fija.
Aún así, han muertos seis militares de España, mientras otra gentuza esta vivita y coleando.
De acuerdo. Pero vienen a España, eligen nuestra nación, por las facilidades que tienen de adaptarse a nuestra cultura, la cual comparten en su mayoría, por la obra que en su momento los españoles hicieron en Hispanoamérica (religión y lengua).
El hijo pródigo fue recibido en la casa del padre sin preguntas ni reproches. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar lo que mueve a nuestros hermanos de la otra orilla para venir a la Madre Patria? Bien venidos sean, contad con mi comprensión y mi cariño y, creo no equivocarme si digo que todos los españoles de espíritu noble opinan lo mismo. Gracias por vuestro sacrificio y por vuestra amistad.
Un abrazo.
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