Posiblemente junto a Esperanza Aguirre, el único liberal que quedaba en el Pp, ha decidio ceder su puesto en la Cámara Baja para comenzar a hacer efectiva la limpieza e higiende que necesita su partido. Un gesto que desde luego le honra.
Y nada que decir de lo que ha tendido que aguantar Zaplana en estos últimos cuatro años, cuando deseherado por la derecha "centrista" y crucificado por la izquierda, ha llevado la acción en el Congreso como nadie mejor que él lo hubiera hecho. Parte del aumento de votos de su partido se le debe indiscutiblemente a él.
Un gesto pues el de Zaplana, que le honra como político y como persona de peso de su partido, que comienza dando ejemplo en un momento histórico muy delicado para los de Rajoy, y en el que más de uno se amarra a su butaca y a su despacho en Génova 13 mientras otros parece que ya preparan su viaje de vuelta a Europa. Lamentable.
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